viernes, 21 de octubre de 2011

Coincidencias Controversiales.

Hola! esta es mi primera historia fuera de los fanfics; está basada en la iliada...en realidad es una historia que me he inventado cambiando varias cosas y derivando de otras. Espero les guste, publicaré más capítulos conforme los escriba ^^
***
Cap 1.
La divina Ilios encontrábase próxima a caer, cinco días faltaban entonces para que los belicosos Aqueos de hermosas grebas tomasen sus murallas e incendiaran sus calles así como para que Héctor Priamida cayera en manos del poderoso Aquiles Peleida.
Librábase entonces la sangrienta batalla, cayendo tantos cuerpos inhertes al suelo, tanto aqueos como Troyanos eran asolados por las negras Keres de la muerte llevándose  a tantos héroes a las mansiones del Hades.
De parte de los aqueos nadie más bravo que el poderoso Tideida Diómedes y los bravos Ayaces, que para entonces habíanse ya cobrado la vida de tantos hombres y dejado viudas a tantas mujeres.
Y ensalzado con toda su gloria alzábase el Priamida Héctor, asolando a los aqueos el solo como el cronión habíalo dispuesto.
Dentro de los muros de la divina Ilios el llanto, tristeza y conmoción hacíase cada vez más grande conforme los minutos pasaban y la guerra arrancaba gemidos y deseperación.
La noche cayó prontamente y las mujeres todas habíanse reunido todas a ofrecer numerosos sacrificios y peplos a los inmortales, los más bellos y la belleza de las prendas y el olor de la carne de buey ascendían al Olimpo pero estos no les escuchaban ya; el destino estaba decidido.
Abarrotado el templo como se hallaba resguardaba a tantísimas troyanas que nadie se percató cuando una traviesa doncella lo abandonó para salir corriendo del lugar Y cuando esta alejose lo suficiente echó a correr a lo que parecía su morada donde  aún en tinieblas vistiose y vendose con la armadura que alguna vez habíale pertenecido a su venerable padre, cogió la espada y el escudo, colgose el carcaj sobre la espalda, guardó sus dagas y salió de la casa  no sin antes retirar de una suntuosa cajilla al estilo oriental un frasco de vidrio con una sustancia rojiza por dentro.
Esperó a la entrada de la casa, silenciosa hasta que la ciudad se sumergió en tinieblas, y se encaminó con cuidado por las calles atravesando tal vez por última ocasión las calles de la sagrada fortaleza, finalmente terminó corriendo ágilmente hasta las puertas de la ciudad, aspiró aire ¿Y ahora como rayos se suponía que iba a salir de ahí? “¡Bien pensado Azucena! Todo iba de maravilla hasta que te topaste con este miserísimo detallito.”
Okey, Okey, si de por sí ya era grave el hacerse pasar por hombre, el despertar a los vigilantes, hacer la mejor imitación de una voz grave y suplicar por que la dejaran salir al campo de batalla NO era una opción y trataba de autoconvencerse de lo mismo.
Así que frustrada como se encontraba bufó para luego tirarse al suelo esperando por una salvación divina, la cual no parecía llegar nunca.
“inteligente manera de perder la cabeza ¿Eh Azucena? Cualquiera que te reconozca podrá denunciarte ahora mismo mientras te tiendes en el suelo a lamentarte”
Cuando, interrumpiendo sus cavilaciones creyó escuchar lo que parecían ¿Caballos?
Y bueno ¿Cómo carambas era que había caballos ahora? Seguramente comenzaba a alucinar, ese pescado de la comida ¡Seguramente no estaba bien lavado!
Pero esta vez los ruidos se escuchaban más cerca. Asustada levantose ella de su sitio para ir a esconderse en una columna. Al parecer no se había equivocado; conforme se acercaba había divisado una enorme caravana en dirección a las puertas.
Y ¡Se trataba de la caravana que acompañaba al Priamida! Oh pero si había hablado muy rápido ¡Había ahí una salvación divina! Ahora solo tenía que lograr escabullirse en ella…
Así que esperó a que se acercasen lo suficiente como para salir de entre los matorrales y unírsele a la última fila ¡Lo había logrado! Y al parecer nadie se había inmutado por su entrada, hallábanse todos muy cansados como para hacerlo así que salió de la ciudad con ellos, internándose en el campo de batalla. Cuando llegaron al campamento ella fue a posicionarse lo más lejos que pudo de las tiendas de campaña apresuradamente para evitar cualquier comentario y ahí durmió a la intemperie, “mañana te espera un gran día” se dijo antes de caer en un sueño profundo.
Y ahí hallábanse todos, aqueos y troyanos luchando a muerte infatigablemente. Azucena se consideraba suertuda, nadie la había preguntado su nombre, en realidad nadie la había dirigido la palabra hasta hacían unos minutos cuando la habían advertido de una flecha que pretendía acabar con su vida. Ella luchaba valerosamente, ágil como su maestro habíala enseñado a hacer, haciendo caer aqueos al suelo.
¿Y cómo para qué molestarse huh? La mayoría de los olímpicos había vuelto a sus tareas ordinarias pero no así los dioses consagrados a la guerra como el cruel Ares, la severa Palas Atenea y el ágil Febo Apolo así como Hera que se hallaba muy entusiasmada con la idea de acabar troyanos al por mayor.
Consciente como estaba de la peligrosa situación en la que se hallaba dispuesta Azucena se apresuraba en untar sus numerosas flechas, espada y dagas con el líquido de la botella y ahora mismo tenía que darse prisa pues la furia del enemigo no tardaría en yacer sobre ella.
E hirió a sus oponentes, procurando hacerlo en lugares poco mortales como los brazos y piernas, rogando al cronión el no haberlo hecho de gravedad y sus víctimas caían al suelo inhertes y ella regresaba a luchar con ardor.

Entonces cuando los de a su alrededor Aqueos y Troyanos comenzaron a percatarse de las habilidades de guerra de aquel extraño individuo comenzaron a preguntarse realmente ¿Quién era ese hombre? Por que quedaba claro que ni su manera de luchar ni su broncínea aramadura habíase visto jamás en los 10 años que llevaban combatiendo.
Y entonces ante la extrañeza de los hombres los Olímpicos también comenzaron a preguntarse ¿Quién era ese hombre? Del cual las manos habían hecho perecer tantísimos aqueos con el toque de su espada.
Y entonces Palas Atenea y Hera ardieron en cólera ante tales noticias pues ¿Quién era ese poca cosa mortal de cuarta que interrumpia sus planes destructivos? Pero no podían hacer nada puesto habían sido ya advertidas por la mensajera Iris de los deseos del Gran Zeus y los deseos de este en inclinarse por los troyanos hasta que Menelao disculparase con Aquiles.
Pero los secretos del “guerrero” eran ya bien conocidos por el cronión, el padre Zeus sentado en su trono pues él ponía sus ojos en cada guerrero y cada batalla y para entonces la chiquilla ya no era un extraña a sus ojos.
De los aqueos los que más destacaban eran ambos Áyaces, el bravo Tideida y los átridas Agamenon y Menelao que no paraban de hundir sus funestas lanzas en los cuerpos de los contrincantes.
Y el Ayax Telamonio estaba por dar muerte al divino Licafonte príncipe de pueblos con su lanza terrible cuando una flecha a toda velocidad logró desviar su embestida; esta flecha provenía del carcaj de la noble muchacha.
Entonces este, colérico lanzóse aún con más saña contra su oponente solo para que su lanza fuera de nuevo desviada por una flecha. Entonces como si de un animal se tratase, como si el enorme predador hubiese cambiado de presa el Ayax abandonó a Licafonte ahí para lanzarse contra el misterioso guerrero y disponíase el Ayax ya a propinarle un golpe mortal cuando deliberadamente este decidió chocar espadas con él.
Era ágil, tenía que admitirlo y manejaba la espada con mucha facilidad también, sus técnicas le eran algo desconocidas pero siendo él hombre valeroso y fuerte no pudo más que luchar con todos sus ardores, sumergiéndose esta vez, ambos en una batalla cuerpo a cuerpo.
En el olimpo los dioses ya seguían con interés la acalorada batalla digna de la atención de estos, ambos eran diestros con la espada y ágiles en cuanto a movimientos pero había algo en aquel guerrero de armadura de bronce que despertó la curiosidad de los inmortales; sus técnicas aunque utilizaban casi los mismos principios en cuanto al manejo de la espada no podían menos que calificarse de ser un estilo algo más oriental, técnicas que quizá desconocieran los que ahí se batían pero que para ellos que conocían la tierra como la conocían nada podía parecerles extraño.
—Esposo Mío, Zeus Cronión!—Estalló la diosa Hera— ¿Es que permitirás que un hombre que utiliza técnicas tan diferentes y se encuentra con ventajas sobre el temerario Ayax por esto mismo siga peleando como si nada?—Exclamó la diosa incontenible.
A lo que apaciblemente contestó Zeus, sentado aún sobre su trono— Cierto es pues, Esposa mía que este hombre pelea en situaciones diferentes a las del Ayax pero yo que lo sé todo y que no existe secreto para mí ni siquiera en el destino de los mortales no tengo por qué daros explicación alguna sino recordarles que mi voluntad reina por sobre la de ustedes y nadie habrá de cambiarla. Entonces retornen a lo que hacían o a sus actividades comunes, más sin embargo ustedes Febo Apolo y Palas Atenea cuídense de no perderse un solo movimiento de la lucha que soy consciente que ha de ser de interés de ustedes preferentemente— y diciendo esto volvió el cronión  a su posición.
Ya no aguantaba un minuto más en batalla, sus rodillas flaqueaban y su fuerza comenzaba a menguar al ritmo en el que su respiración se agitaba. Pero de verdad que no eran sus intenciones caer en manos de su oponente ni mucho menos morir en aquél lugar así que reunió fuerzas nuevamente el enemigo tenía que caer de alguna manera pero ¿Cómo?
Tenía que admitirlo, aquél escuálido muchacho sabía usar habilidosamente su arma pero siendo él el valeroso Ayax Telamonio tenía que ganar aquel duelo o cubriríanse de oprobio sus armas y nombre al no hacerlo. Aunque bueno también estaba la posibilidad siempre de perecer pero, ¿En manos de ese enano?
No, ni pensarlo, no sucumbiría ante aquella ¿Delicadas manos? Ahora que se percataba (puesto que en batalla no había sido capaz de hacerlo) ese hombre de ahí era muy bajo y escuálido para la guerra, su espalda era más o menos la mitad de la suya, y su pecho… sus formas eran medio raras para tratarse de un hombre ¡Era más! Ahora que lo pensaba mejor… hasta parecía femenino.
Sus piernas y brazos eran redondos como los de una doncella y su piel cubierta de sudor era demasiado suave y clara como para la de un hombre de guerra… ¿Pero en qué carajos pensaba eh? Sería mejor derrotarle de una vez por todas para no sucumbir ante aquellas débiles manos. Después de todo era él el Ayax y el perecer en batalla no estaba en sus planes ¡Y mucho menos perecer en manos de ese intento de hombre! No señor que para eso él estaba hecho tooodo un macho.

Bueno sí, los primeros instantes había sido un alivio que el ayax hubiera decidido pararlo todo pero él ya llevaba tiempo observándola y eso no la tenía del todo cómoda después de todo un secreto como el suyo no era una cosa que pudiera tomarse a la ligera. Pero aprovechó muy  bien aquella situación para idear un plan y acabar con eso.
Por fin, el Ayax habíase dignado a atacarla y ella había esquivado la embestida con habilidad y para entonces ya ideaba la que sería “su salvación” pero no contaba con la fuerza de aquellos brazos. Esquivó el arma ágilmente pero no así su broncíneo caducéo que había precipitadose por el suelo pero lo que quedó al descubierto sorprendió aún más al temible Ayax ante el descubrimiento de aquél por decirse “angelical” rostro.
Los dioses habían perdido de a poco y uno por uno el interés por observar la batalla. Estaba claro, hasta la aparición de Aquiles los Aqueos tenían las de perder contra los troyanos. Pero no así el bellísimo Febo Apolo ni la árgiva Palas Atenea y bueno el cruel Ares también estaba incluido en la cuenta, al igual que la gritona Hera. Y tan enfrascados en el enfrentamiento como estos estaban no pudieron menos que formar una perfecta “O” mayúscula en cuanto el casco cayó de la cabeza del más menudo, dejando al descubierto su identidad.

Y sonrió entonces el bello Febo Apolo al contemplar embelesado el rostro de tan audaz jovencita, cuando escuchó entonces, lo histérica que se ponía Hera con casi todo, que si la humana, que si el desliz de Zeus que si sus pintas ¿Es que a esta no se le podía pasar nada?
      ¡Menuda mortal petulante que osa quebrantar todas las reglas y cubrir de oprobio su propio nombre!
Y lo repetía, ¿es que no se le podía pasar nada?

Muy bien, si de antemano no era algo que planeara el alargar así la pelea, menos lo era entonces que su casco de nombre caducéo rodara por el suelo y permitiera a su oponente y a cualquier otro ver su rostro. Pero al parecer que lo hiciera, lo distrajo los instantes suficientes como para untar con veneno su daga, ahora solo tenía que lanzarla.
El Ayax sabía que tenía que reaccionar, pero simplemente no se contestaba como; pues si bien hacía unos segundos había encontrado a ese hombre sumamente femenino, ahora que su cara estaba al descubierto, sabía que estaba en lo cierto y si no fuera por que las reglas del país eran estrictas, y que la muerte le deparaba a las mujeres de semejante naturaleza, a no ser por las amazonas que bueno…ya eran otra historia, no creía lo que sus ojos veían. Y de verdad  que se esforzaba en no hacerlo, por que de ser así  lo noquearía psicológicamente el peso de haber combatido con una mujer todo ese tiempo, de haberle lastimado uno de sus brazos (ahora mismo no estaba seguro de cual) y todavía no haber sido capaz de derrotarle.
Bueno, a decir verdad no quería aprovecharse de la situación actual de su oponente, pero quedaba bien claro de que no tendría otra oportunidad como aquella así que, se hizo de toda la maña posible que era de hacerse y lanzando su daga alcanzó al divino Ayax en el hombro.
Todavía no había sido capaz de reaccionar cuando ella, ¿o él? Le había lanzado algo, que no alcanzaba a adivinar que… puesto que a su mente solo la sorpresa la embargaba, cuando de la nada sintió un intenso dolor en el hombro, salió de su ensimismamiento. “Hombre idiota, ¿En qué pensabas?”  se dijo antes de que un montón de agujas parecieran perforarle el cuerpo pero una en especial había alcanzado su cerebro.
Cayó estupefacto al suelo, sin poder mover ningún miembro pero perfectamente consciente de su entorno; al parecer aún no estaba muerto.  Y alcanzó articular esta pregunta, antes de quedar completamente inmovilizado a la que nadie más que la muchacha había podido escuchar:
      ¿Quién eres?—Preguntó el divino Ayax entre balbuceos. Y la muchacha simplemente sonrió,  ahora sabía a qué se refería y lo que le había dejado tan ensimismado tanto tiempo, él quería saber ¿Quién y Qué era ella?
“Descubierta” se auto-declaró aún sonriendo, sonrisa que ahora el ayax parecía corresponder con la mirada. Ella sabía que le escuchaba, veía y olía, que él sentía perfectamente y que estaba consciente de su situación. Era lo que el veneno hacía; inmovilizaba a sus oponentes y era capaz de parar las hemorragias. Eso era lo único que aquél veneno podía hacer suministrado de una forma eficaz y moderada. Ella misma lo había diseñado, era un veneno que afectaba al cerebro directamente y que se asemejaba a la toxina que liberaban las peligrosas rayas de tierras lejanas a las suyas pero que gracias al conocimiento de su maestro había sido capaz de conseguir. Sí, algo más que agradecerle al “viejo”.
Con la sonrisa aún en la boca le hizo una señal de aprobación y comenzó a hablarle mientras aún le observaba  —Solo he venido hasta acá para evitar que más niños sufran lo que yo he sufrido quedando huérfanos a una edad temprana y a las mujeres para evitarlas un incierto y negro futuro cubierto de dolor y resentimiento. No vine acá para intervenir en intereses políticos de ninguna índole y no tengo ningún interés de gloria. Después de todo, no soy capaz de matar a nadie, ya te lo puedes imaginar. El veneno que te he suministrado simplemente te deja inmóvil por un día, ningún guerrero ha sucumbido a mis armas y no tengo las intenciones de hacer que ninguno lo haga. Y ya que no soy ni represento a nada y a nadie más que a una insignificante huérfana que no es ni ligeramente capaz de revertir o cambiar los planes de su padre Zeus Cronión para la Santa Ilios ni tampoco tengo planes de hacerlo, he de decirte que solo vengo aquí para evitar lo único que yo pueda que la tristeza nos siga invadiendo a aqueas y troyanas — Y diciendo esto, tomo su casco y se marchó con él, no sin antes avisar a alguien sobre el estado del Ayax. Aquello había sido suficiente para un día.

En el olimpo una nueva discusión llevabase acabo, y es que esa chiquilla había causado revuelo desde el primer momento de su aparición.
—Esposo mío, Zeus Cronión, castiga a esa insensata mortal pues es bien sabido por todos que el disfrazarse de hombres de por sí ya es malo, pero luchar en una guerra ¡es inaudito! — Y así reclamaba Hera el castigo ejemplar para la muchacha.

Febo Apolo preocupabase más cada segundo que pasaba, por que de verdad que se había interesado en aquella argiva jovencilla, cuyas razones habían sido ya expuestas pero cuya vida aún se encontraba en peligro. Necesitaba ser rápido si quería salvarla, después de todo, era él un dios que apreciaba el talento, y sobretodo el talento en la guerra, y esa niña no había hecho más que demostrar su talento nato para las artes de guerra y su enorme condescendencia para con las demás personas. Sí, definitivamente una mujer virtuosa, solo así podía calificársele. Y eso que todavía no la conocía del todo, o más bien jamás habíase fijado en ella del todo.

Y entonces se le ocurrió ¿Pero en donde había estado toda esa brillantez hacía algunos instantes? El secreto para salvar la vida de esa jovencita eran la guerra y sus maravillosas dotes de oradora, que ahora habían de salvarla la vida. ¿Cómo no lo había pensado antes?
Volteándose hacia su hermana, que estaba seguro también estaba concernida en aquel asunto, con la más encantadora sonrisa que pudo hacerlo le propuso:
      ¿Y si la salvamos?— Okey bueno, directo y al grano ¿Por qué no? después de todo él era un dios, además la guerra y la inteligencia eran dos cualidades por las cuales velaba su hermana y ¿qué mejor manera de convencerla que con esas cualidades?
Si sí, tenía que admitirlo ya llevaba rato meditando acerca del asunto; después de todo ¿había dicho un día, no? además eso les daba la oportunidad de descansar y ¡hasta beneficiaba a los aqueos de ciertas maneras provechosas! Pero es que… ser una mujer, disfrazarse de hombre e irrumpir en la guerra…no le sonaba tan convencional que digamos. Es decir, sí, la muchacha tenía sus cualidades y… sería un muy buen elemento como sacerdotisa en su templo. ¡Eso era! Esa niña tenía que ser su sacerdotisa, pero ahora estaba algo enfadada con su hermano por eso de haber intervenido de parte de las filas troyanas. Y quería hacerle enfadar un poco. Además estaba aquel asunto de su líbido encendido y de lo “enamoradizo” por no decir mujeriego que era. Seguramente algo de eso también ocultaban sus palabras, llenas de falsa dulzura. Sí seguramente le había gustado la chica y ahora le pedía a ella, Atenea que interviniera por ella con su padre pues sabía del favoritismo que este le tenía. Pero ahora que lo pensaba…¡Hasta le sonaba bien! Después de todo sería una dulce venganza que duraría un larguísimo rato, y ¡Hasta la tendría entretenida! El punto era poner las condiciones claras.

—No lo sé—Contestó con recelo, de verdad tendría que hacer más que eso si quería que ella cediera.

¿Qué no lo sabía? ¡Pues qué estaba ciega! Si esa niña era perfectamente lo que Minerva buscaba, una mujer inteligente, valerosa, fuerte y aguerrida ¡Todo en un paquetito de uno! Y un paquetito muy lindo, por cierto. Tenía que convencerla pronto, antes de que su padre diera el brazo a torcer por aquella esposa. Estaba bueno, para convencerla él tenía que buscar algo que a ella pudiera interesarle, algo que la mortal pudiera hacer al servicio de Atenea, y creía que ya tenía idea. Já no era tan difícil, ahora el punto era convencerla.
—Ella podría ser una buena sacerdotisa…—Soltó de una vez por todas— Después de todo ya nos ha demostrado cuan virtuosa es  con su boca y lo hábil que es en la guerra hermana.

Así que también él lo había pensado ¡Pues que no se dijera más! Bueno sí, primero estaban sus condiciones, sí, precisamente las condiciones que la dejarían un dulce, muy dulce sabor de boca.
      ¡Insensato! Y me lo pides a mí, tu hermana puesto que juntos somos gratos a nuestro divino padre ¿Pero dónde estaba ese espíritu de unidad hasta hace unos días cuando decidiste pelear en mi contra al servicio de los troyanos? No trates de convencerme entonces cuando tú no cumples tu palabra que no sé si cumpliré la mía. — Y así comenzaba la muy dulce VENGANZA.
—Está bien hermana, puesto que hablas con razón no te insistiré más pero has de saber que aquella chiquilla es virtuosa y honrada y que ha tenido la valentía de hacer algo que no todas las mujeres harían. Sé que no soy yo ahora de tu agrado, pero admira su talento que es nato, y no merece ser muerta ahora puesto que sería un buen elemento para tu templo y el mío en la lejana Hélade. —Habló así Febo Apolo en un desesperado intento por convencer a aquella “Cabeza de buey” que era su hermana…

—Puesto que insistes tanto en el asunto, escucharé tus palabras Apolo. No sin antes recordarte que esta promesa que me haces no debe ser rota ni por ti ni por la mortal pues ha de costarle la vida si así lo deseo.  Hablaré junto a ti con mi divino padre para intervenir acerca de esta chiquilla solo si haces este pacto conmigo y con las siguientes pautas:
Y comenzaba la letanía…
1.    La niña deberá dedicarse al templo, no importa lo que pase, todos los días, a la hora pautada.
2.    Puesto que es requisito para ser sacerdotisa no puede renunciar a su pureza ni renunciar a la voluntad de los dioses, entiéndase por ello dándome preferencia a MI.
3.    Cultivar su cuerpo, alma y mente criándose virtuosa con todos mis gustillos.
4.    Entiéndase que YO soy dueña de la niña las 24 horas del día. Horas que compartiré con sus demás actividades y ya que va a ser también sacerdotisa tuya tiene que serlo con el mismo esmero de tu templo manteniéndolo limpio y en buen estado, al igual que también te pertenece pero yo soy PREFERENCIA ¿Capicce?
      Y la cláusula esa de la pureza ¿No la podemos debatir?
      ¡NO!
      Bueno, bueno; fuera de eso también es mi sacerdotisa ¿Nah?
      Pues sí pero con mis preferencias ¿Entiendes?
      Sí, sí entiendo. Entonces ¿Quedamos?
      Así Es.

Así que esta vez, armados de valor para con los gritos de la venerable Hera y con un trato inquebrantable llegaron a los pies del Cronión para, intervenir con aquel “castigo ejemplar” que Hera llevaba rato reclamando.

—Padre nosotros…—Comenzó Febo Apolo.
—Veníamos a pedirte…—Continuó Atenea.
—El perdón para la niña—Terminó Apolo.
Y Zeus solo les escuchaba.
—El punto es que ella es demasiado virtuosa en el habla—Comenzó Atenea.
—Y habilidosa en la guerra—Interrumpió Apolo.
—Y hemos acordado que la castigaríamos, pero bajo nuestros métodos, haciéndola sacerdotisa de nuestros templos — Dijeron al unísono.
Y el venerable Zeus se limitó a observarles.
—Entonces, ¿Podemos, padre?— Preguntó Atenea cara a sus ojos.
Y él asintió con un gesto. Y entonces no tardaron en llamarle a la veloz Iris que tan pronto escuchó sus mensajes apresurose a bajar a la tierra y tomar forma de petirrojo. Posose sobre un altísimo árbol al lado de una casa, dentro de Ilios, alejada de la batalla y entonces escuchó.

Al parecer la niña ¿Lloraba? Bueno, era suficiente después de todo no dejaba de ser mensajera.
Y se dejó entrar en la casa convirtiéndose entonces en mariposa y posose sobre el hombro de la chica y le susurró al oído.
—Tú a la que solo desdicha y soledad la han perseguido, Tú que osaste vestirte de hombre y entrar en combate, Tú eres la elegida para ser ahora la sacerdotisa de los venerabales Templos de los inmortales en la lejana Hélade pues has de saber que Ilios sucumbirá en los próximos días y que deberás escapar y enlistarte en las naves aqueas para salir con ellos a la Hélade. Y ahí volverte sacerdotisa incondicional de Atenea y Apolo.
E iris se fué dejando a una confusa Azucena de lado.
Bueno, la orden ya estaba hecha, ahora todo le concernía a la mortal; después de todo era ella la de las acciones temerarias. Bajo ninguna condición debería romper con sus órdenes.
***
Y fin! Gracias por leer el 1er cap! ;D

Presentación

¡Hola! Antes que nada bienvenido a mi blog ^^
Bueno, suelo hacer muchas cosas en mis ratos libres y ahora como ando lastimada de mi pierna derecha...no estoy precisamente lo más "activa" que puedo, practico danza, varios ritmos en general pero mi favorito es el ballet ^^
Ahora se me ha dado por escribir y...he aquí mis creaciones espero las disfrutes y si te gustó no olvides postear.